En tiempo de quedarnos en casa, ten en cuenta estas recomendaciones que nos brinda el Servicio de Prevención y Salud Ocupacional

Evita la sobreinformación
No pases todo el día pegado a la radio, tele o leyendo noticias, evita las redes sociales en exceso.
Estar permanentemente conectado podría aumentar tu sensación de riesgo, ansiedad y nerviosismo innecesariamente; lo mucho cansa.
Elige un momento del día para informarte por medio de fuentes fiables.

Actúa con responsabilidad
Conoce y aplica las recomendaciones brindadas por el MSP (Ministerio de Salud Pública); no desesperes ante cualquier síntoma.
Respeta las restricciones establecidas en la sociedad.
Sé consciente que tu aporte es importante para ti y para todos, y también está en tus manos
contribuir a mejorar la situación.

Fomenta tu autocuidado
Intenta mantener tu rutina y hábitos saludables (sueño, alimentación, higiene, actividad física).
La desorganización genera caos y el caos genera estrés; mantén tu rutina diaria o elabora una nueva que te haga sentir bien, aprovecha para hacer aquellas cosas que te gustan o tenías pendiente.
Planifica tu situación actual de la mejor manera posible; estructura tu día en función de tus necesidades actuales.
Tener una rutina puede ser una fórmula de no perder tu norte.

Identifica y comprende tus emociones
Reconoce tus emociones y acéptalas, habla con tus seres queridos; mantente en contacto con tu círculo más cercano.
El miedo y la preocupación son emociones normales, no quiera no tenerlas, pero tampoco te ahondes en ellas.
Ten un momento en el día para analizar tu estado, tus pensamientos y tus emociones.

Estamos juntos en este desafío, no estás solo
Aprovecha la tecnología para comunicarte; no te aísles afectivamente. Permanece en contacto con tus seres queridos (videollamadas, mensajes, redes sociales).
El vínculo es el gran amortiguador del estrés.
Por suerte los abrazos virtuales no son peligrosos!

Resiliencia y esperanza
-Situaciones similares han sucedido en el pasado y hemos salido fortalecidos de ellas.
Sigamos las indicaciones de los expertos y tengamos esperanza.
Confía en que el personal de la salud saben lo que tienen que hacer, ellos cuentan con los conocimientos y medios.

Desencuentros/conflictos interpersonales
Es posible, esperable y entendible que en un período de convivencia prolongado estas situaciones e intensifiquen o se generen nuevos focos.
Recuerda que no es este el momento de improvisar soluciones definitivas.
Es necesario procurar una abundante dosis de actitudes flexibles, pacientes y compasivas, sin esperar soluciones mágicas.

Encuentra el lado positivo de la pandemia
No te alarmes innecesariamente.
Intenta ser realista, la mayor parte de la población que tiene COVID-19 se está curando.

En todo momento
Propicia un afrontamiento positivo.
No estamos haciendo esto porque nos lo imponen sino para cuidarnos y entre todos salir adelante.
No te esfuerces a hacer cosas porque sí, no es necesario estar siempre en modo productivo, no te culpes por descansar o no “hacer nada” si es lo que tu cuerpo te pide algún día.
Haz cada día al menos una cosa que te haga sentir orgullosa/o de ti misma/o, no tienen por qué ser cosas grandes, pueden ser pequeñas acciones del día a día.
Debes de focalizarte en la calidad de tu día a día, NO en la cantidad (por ejemplo de horas).
Data tiempo para procesar todos los cambios.

Recurrir a técnicas de relajación que te hagan sentir bien
En estos momentos, nos encontramos en una situación totalmente nueva generada por el virus Covid-19. Cómo no sabemos a qué nos enfrentamos, nuestros pensamientos están llenos de incertidumbre y ésta nos lleva a sentir emociones cómo la ansiedad, miedo, y a realizar acciones
que no nos ayudan e incluso dificultan el bienestar y el autocuidado.
La ansiedad y el miedo se vuelven peligrosos cuando su intensidad es demasiado elevada, cuando aparecen con demasiada frecuencia, o cuando la situación sobrepasa la capacidad de tu adaptación.

Si te invade el pánico o la ansiedad es muy importante mantener la calma y respirar bien: a. Siéntate en una silla con la espalda recta y coloca los pies planos en el suelo.
A continuación, cierra los ojos.
Concéntrate en la respiración, cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. Permítete experimentar las sensaciones que te proporciona cada inspiración y cada expiración.
Tras pasar un minuto de tiempo, abre los ojos y toma consciencia de dónde estás.
Repite cada vez que lo consideres necesario.

No hay una receta única para todos los casos; si la situación que estamos atravesando sientes que no puedes sobrellevarla no descartes una consulta con especialista.

Saber que estamos haciendo lo correcto nos va a ayudar mucho. Es el sentimiento de la responsabilidad.

Lic. Vanesa Schnyder Rodríguez
Psicóloga Laboral
Servicio de Prevención y Salud Ocupacional
CAMEC